En esto creemos...

Creemos que hay un solo Dios, vivo, sin cuerpo ni partes, Creador y Sustentador de todas las cosas, y en esta Deidad hay tres personas de una misma sustancia, poder y eternidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. 

Creemos que el Hijo es el Verbo del Padre, verdadero y eterno Dios, quien tomó la naturaleza humana y así las dos naturalezas, enteras y perfectas, se unieron en una sola persona, verdadero Dios y verdadero Hombre, que padeció, murió y resucitó para salvar a los hombres de sus pecados.

El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo y hoy está presente y activo en medio del pueblo de Dios, obra constantemente en nuestras vidas, nos guía, nos conforta y fortalece. El Espíritu Santo, transforma nuestro carácter y capacita para servir a Dios por medio de dones espirituales.

La Biblia es nuestra única fuente de autoridad en materia de Fe. Las Sagradas Escrituras contienen todas las cosas necesarias para la salvación, fuera de ellas no debe exigirse como artículo de fe, ni requisito para la salvación, nada que con ellas no pueda probarse. Las Sagradas Escrituras están compuestas por el Antiguo y el Nuevo Testamento con los libros aceptados por la Iglesia como canónicos. El Antiguo Testamento no es contrario al Nuevo. Aunque la Ley, en lo tocante a los ritos y ceremonias no obliga a los cristianos, como cristiano debemos obedecer los preceptos morales.

El pecado original es la desobediencia a Dios, el cual ha corrompido la naturaleza humana. La corrupción es tal que el hombre no tiene capacidad por sí mismo para ejercer la fe e invocar a Dios. Por ello depende sólo de la Gracia de Dios.

Somos considerados justos delante de Dios solo por los méritos de Jesucristo, por la fe y no por nuestras obras. Las buenas obras siguen a la justificación y son los frutos de la fe, pero estas no pueden expiar nuestros pecados.

A los que han caído en el pecado después de la justificación no se les puede negar el privilegio del arrepentimiento. Después de haber recibido el Espíritu Santo podemos apartarnos de la gracia y caer en pecado; pero por la gracia de Dios levantarnos de nuevo.

La Iglesia visible de Cristo es la congregación de hombres y mujeres fieles en la cual se predica la Palabra de Dios y se administran los Sacramentos.

Los Sacramentos son símbolos de la profesión de los cristianos y testimonios palpables de la gracia y buena voluntad de Dios. Por ellos obra El en nosotros avivando nuestra fe. Los Sacramentos reconocidos son dos: el Bautismo y la Cena del Señor. Sólo los sacramentos que se toman dignamente producen efectos saludables. Cuando se toman indignamente producen condenación.

El Bautismo es el signo de profesión, que distingue a quienes se unen al cuerpo de Cristo es símbolo de la regeneración del nuevo nacimiento.

La Cena del Señor es un símbolo de amor que une a los cristianos pero es más que eso. Es el Sacramento que nos recuerda de nuestra redención por la muerte de Cristo. El cuerpo y la sangre de Cristo se toman en la Cena sólo en un sentido espiritual, ya que los elementos conservan su naturaleza física.

Los ritos y ceremonias pueden cambiar con los tiempos y las culturas siempre que no se establezca nada que sea contrario a la Palabra de Dios. Cada Iglesia puede cambiar ritos y ceremonias siempre que todo se haga para la edificación de los creyentes.